En Servicios Humanitarios en Salud Sexual y Reproductiva (SHSSR) ofrecemos servicios médicos, psicológicos y legales de alta calidad y bajo costo. Puede acudir con nosotras para recibir orientación y atención para la interrupción legal del embarazo. Nuestros servicios son de alta especialidad médica y primera en su tipo en el sureste mexicano.

miércoles, 30 de junio de 2010

XXXII Marcha del Orgullo LGBTTT.discurso oficial

XXXII Marcha del Orgullo LGBTTT

Discurso oficial




Bienvenidas y bienvenidos a esta marcha del Bicentenario, a esta marcha del Orgullo, a esta celebración para las libertades, para la independencia, para las reformas y las revoluciones sexuales que hoy es necesario reivindicar.



Hace 200 años, en México y toda América, hubo quienes se plantearon que tenían derechos y sacaron de la clandestinidad y de la opresión esa dignidad para exigir igualdad para apropiarse de su territorio.



Eso es también lo que nos convoca hoy aquí. Lo mismo que nos convocó desde hace 32 años. Se dice fácil, pero atreverse a desafiar a la ignorancia, que se siente autoridad absoluta, universal, inmutable e infinita, requiere de muchas voces que digan ¡ya basta!.



México, después de 200 años, sigue siendo un país profundamente desigual, profundamente discriminatorio. Con una historia fundada en la exclusión, en el pensamiento único, en la exclusión de las diferencias.



Hoy debemos decir que nosotras y nosotros también estuvimos en las luchas de Independencia , de la Reforma y en la Revolución Mexicana, porque este país no es solo un país de y para los heterosexuales, aquí convivimos muchas ciudadanías, somos diversos quienes habitamos la Nación. El autoritarismo del garrote, debe abrirle paso a la institucionalidad democrática y el Estado de derecho, el movimiento LGBTTTI se inscribe en ese contexto.



Hoy estamos aquí para reafirmar que nuestros derechos, no inician, ni terminan con la cuestión del matrimonio, y mucho menos con del idea de matrimonio que hasta hoy se ha fabricado. Que nuestros derechos van más allá, son más, mucho más que eso, significa la convicción de que nadie más debe decidir por nosotras y nosotros, que somos nosotras y nosotros quienes decidimos de forma libre, responsable y soberana de qué forma, con quién y cómo debemos vivir o amar. No nos vamos a conformar con ciudadanía a medias, de segunda clase, simplemente porque no aceptamos esa democracia, que no lo es, y que se nos quiere vender.



Aquí y hora el reclamo para que se reconozca nuestro derecho al matrimonio sin discriminació n, significa rechazar los retazos que algunos, los de siempre, nos quieren imponer, no sólo en el ámbito simbólico, sino también en el plano del acceso a las oportunidades y los derechos, en este caso, a esa institución llamada matrimonio, que los liberales del siglo XIX le arrebataron a las instituciones eclesiásticas de la iglesia en nuestro país, para convertirlo en un acto civil, que ahora requiere volverse realmente un acto de ejercicio de plena ciudadanía.



Nuestra demanda de estos tiempos, pone a prueba el discurso democrático, colocando a las instituciones de justicia frente al reto de dar el siguiente paso al siglo XXI. No podemos aceptar ni un retroceso más, no podemos claudicar permitiendo el engaño de quienes pretenden restarnos derechos, como el de adopción, que por cierto ya teníamos. No podemos admitir un supuesto avance para arribar de forma absurda, al mismo lugar.



No vamos a aceptar un oscuro pacto, para cubrir las apariencias de pluralidad y llenar los formularios del caduco clientelismo o la inadmisible sumisión Que quede claro, no lo vamos a permitir. Llegamos nuevamente como iguales, nuestros afectos y vidas valen tanto como las demás.



Nuestras familias están aquí, salimos al espacio público para que todo el mundo constate, se entere y tome nota del testimonio de que nuestros hijos e hijas también se sienten libres, son queridos y se reconocen iguales en dignidad, formando parte de las familias en plural, somos distintos porque nuestros lazos han sido establecidos, a través de la profunda convicción de que, lo que es verdaderamente importante y debe prevalecer es el amor, el apoyo y el cuidado mutuo y de que lo que realmente hay que esconder es la vergüenza de vivir en un país homofóbico, lesbofóbico, transfóbico.

Porque así hay que nombrar a las cosas, porque no le tenemos miedo a las palabras. Coincidimos en que el decreto presidencial del pasado 17 de mayo para decretar el “Día de la Tolerancia y el Respeto a las Preferencias” invisibiliza el enorme problema social relacionado con la homofobia e ignora la lucha que las organizaciones de la sociedad civil hemos desarrollado desde hace 8 años para que se declare el Día Nacional contra la Homofobia. Esta es una acción que deja ver claramente la homofobia institucionalizada desde la figura presidencial, de la que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminació n se ha hecho cómplice.

El panorama no es fácil y nos exige estar a la altura de las circunstancias. Por ello, nos pronunciamos también en contra de las modificaciones constitucionales que han penalizado la interrupción del embarazo en el país, buscando frenar el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas.

Queremos señalar asimismo que los supuestos avances en materia de no discriminació n y derechos sexuales traen consigo efectos colaterales como el aumento de crímenes de odio por homofobia. De acuerdo a los resultados preliminares del Informe realizado por Letra S y la Comisión Ciudadana contra Crímenes de Odio por Homofobia, se calcula que de 1995 a 2009 se han cometido 640 asesinatos por homofobia en el país. En el Distrito Federal se detectaron 144 crímenes, lo que coloca a esta ciudad en el primer lugar de incidencia, aunque hay que recordar que esta cifra puede ser aún mayor, debido a la dificultad para acceder a la información que sin duda arrojaría datos en el sentido que esos crímenes han afectado en mayor medida a las entidades federativas.

La Constitución Política conjuga y resume las demandas producto de las gestas históricas y procesos políticos nacionales, y aunque necesita ponerse al día porque aún refleja importantes rezagos, es suficiente para dar cobijo a nuestro reclamo y el de nuestras familias: estamos seguros de que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considerarán la constitucionalidad de las leyes que nos dan cobijo.



También deben tomar en cuenta que salimos de la oscuridad que durante siglos se nos impuso. Se nos ha humillado, asesinado, excluido, ignorado, torturado, ninguneado, y por ende, nuestras familias no tienen las mismas oportunidades que las otras, las conformadas por la mamá, el papá, los hijitos, el perro con pedigree, el jardín y la mami-van.



Ha sido gracias a las fuerzas retrógradas y oscurantistas que desde jóvenes fuimos expulsados de nuestras familias, aconsejadas por el fundamentalismo religioso y político que les recomendaba excluirnos. Cuántos de nosotras y nosotros que estamos hoy aquí no fuimos negados por nuestros hermanos, o tías, o vecinos, cuando sospechaban que no éramos obedientes frente al orden social patriarcal.



Ya nos cansamos de esa historia, que más bien parece una pésima historieta. Ahora queremos dar nuestra versión aquí, desde quienes reivindicamos el derecho a la diferencia, porque distintas y distintos, pero iguales. Nos negamos a que la única llave para acceder a los derechos humanos sea el matrimonio que discrimina y a que sea éste el único derecho que se nos reconozca.



Debemos tener las mismas oportunidades de acceder al derecho al trabajo, al ingreso, a la salud y a la seguridad social, a la educación, a la cultura, a la alimentación, al agua, a que se nos respete nuestra vida privada, a que la policía no nos veje, amedrente o torture, además de una larga lista de derechos frente a los cuales no vamos a descansar hasta pensamos ejercer a plenitud.



Hacemos nuestra a la ciudad, como hacemos nuestros, a nuestros cuerpos y afectos. Esta magnífica ciudad que hoy se embarga de tristeza por la partida de quien siempre apoyó la causa LGBTTI, nuestro entrañable Monsiváis. Monsi, sabemos que sigues con nosotras y nosotros, donde quiera que estés.



Nuestras batallas culturales las hemos dado siempre en un marco de diálogo respetuoso, y ahora, es necesario que la Suprema Corte de Justicia de la Nación refrende que el marco jurídico en el Distrito Federal, representa un avance que ya no se podrá detener en otros puntos del país. Los ministros de la Corte deben considerar que nuestras vidas y la de nuestros hijos e hijas, no son una hipótesis jurídica, ni un mero supuesto legal, o una ficción de alguna mente truculenta. No,

nuestras familias ya están instaladas en la realidad de este país desde hace mucho tiempo, y es la ley la que debe encargarse de asegurar la erradicación de la discriminació n y garantizar la igualdad de todas y todos.

Hoy el mundo admite, incluida la Convención Internacional por los Derechos del Niño, que no hay solo una forma o modo de familia, y que los y las niñas merecen ser amados y cuidados, sin discriminació n de ninguna índole.



Nada nos ha sido regalado ni por la casualidad histórica, ni por la benevolencia partidista o gubernamental. Han sido 32 años de salir a la calle, de reorganizarnos y lograr ser cada día mejores, sabiendo que cada día también somos más. Esta marcha fue atrayendo incluso a familias bugas que se vienen a sumar con simpatía. Esto ratifica lo que las encuestas de las empresas Mitofsky y de María de las Heras han anotado, que un poco más de la mitad de la población está de acuerdo con el reconocimiento jurídico de nuestros derechos. Esa también es una realidad que los y las ministras deberán sopesar. El interés superior de las niñas y niños también es nuestro, está aquí, está de nuestro lado.



En este marco del Día Mundial de la lucha LGBTTI, llegamos de todos los rincones del país, incluso de aquellos donde la persecución de la ultraderecha es feroz, para demostrar nuestro orgullo y nuestra disidencia sexo afectiva e identitaria. Aquí está presente Jalisco, Nuevo León, Coahuila, Guerrero, Tabasco, Michoacán, Yucatán…



Tenemos la absoluta seguridad de que en las heroicas luchas que edificaron este país hubo muchas personas como las que hoy nos atrevemos a salir de la clandestinidad cultural. Imposible ignorar a Sor Juana Inés de la Cruz, la décima musa y hermoso ejemplo de fortaleza y lucha por el amor y derecho al conocimiento, a la educación para las mujeres; cómo olvidar a esa inteligencia que era soledad en llamas. Cómo olvidar a Salvador Novo, agudo cronista, de quien hay que celebrar el ingenio y mordacidad, como un hombre que se atrevía a mostrar su homosexualidad.

Es momento de hablar de Frida Kahlo, esa pintora bisexual que dejó su intensa vida grabada para siempre en sus lienzos. Qué mejor día que hoy, para traerlos aquí, con nosotras y nosotros para compartir su visión de la vida y de país.

Hay que sacar del olvido a la Catalina de Erazo, la Monja Alférez, quien habiendo nacido como mujer, hasta el mismo Vaticano reconoció como hombre con el nombre de Antonio. Tenemos que conocer y reconocer también a las mujeres lesbianas, como Amelio Robles Ávila, quien participó en la justa revolucionaria de 1910, donde se hizo conocer como el coronel Robles mostrando abiertamente su preferencia sexual al hacerse acompañar por Ángela Torres su compañera sentimental por más de una década.

Hay que sacar del anonimato a esos cuarenta y un desconocidos de los cuales no sabemos en la mayoría de los casos sus nombres reales, porque la ignominia los condenó al destierro, por el temible hecho de atreverse a hacer una fiesta en la que solo había hombres, una madrugada de noviembre de 1901.

Personas anónimas hay muchas, como esos 13 hombres que murieron quemados vivos por el “Santo” oficio el 6 de noviembre de 1658, junto con Cotita de la Encarnación, un mulato homosexual mexicano acusado de entregarse al vicio de yacer con otros hombres desde la edad de siete años.

El olvido ha enterrado los nombres de hombres y mujeres que en su tiempo se atrevieron a vivir de acuerdo a su propio ser, a su propio sentir. Ya fuera en la época prehispánica o colonial, en las justas independentista y revolucionaria o en el México del siglo XX, empuñando, armas o pinceles, como pensadores o artesanos, como dirigentes o como parte del pueblo, ellas y ellos han puesto de su parte, para que hoy estemos aquí. Sin duda estarían felices de ver a donde hemos llegado, y con seguridad, estarían a nuestro lado, luchando por conseguir lo mucho que aún nos hace falta.

Nos pronunciamos a favor de la lucha de los colectivos transgéneros, transexuales, travestis e intersexuales por el reconocimiento de su identidad sexogenérica. La aprobación de una legislación que ofrezca el cambio de identidad no es suficiente para avanzar en la solución de las problemáticas de este importante sector de la población, por lo que es indispensable acompañar a las legislaciones vigentes de los recursos para su difusión y aplicación.

Debemos reconocer que los colectivos trans prevalece las discriminació n y el hostigamiento, situación que no cambiará hasta que se apliquen políticas públicas que les ofrezcan las oportunidades de crecimiento necesario para la integración social a la que aspiramos.

Somos un movimiento independiente que hemos tenido que enfrentar el constante intento de los partidos políticos por corporativizarnos, por cooptarnos, por tratar de apropiarse de nuestras demandas para después mercarlas como moneda de cambio por votos. Esta marcha no apoya a partidos políticos, tenemos la madurez suficiente para saber que somos diversos no solo en lo sexual, sino también en lo ideológico y lo político, por ello rechazamos cualquier intento por parte de estas instituciones de hacernos parecer como parte de su mercado electoral.

Miles de años han tenido que pasar para construir el México en el que hoy vivimos, pero no podemos darnos el lujo de esperar más tiempo para construir el México que soñamos. Es nuestra obligación el sentar hoy las bases de nuestro futuro, ese es el verdadero compromiso y esa debe ser nuestra obligación.

Hemos crecido mucho a lo largo de estos años, seguramente dicha habría en los ojos de Manuel Rodríguez Lozano, de Frida, de Juana de Asbaje si vieran este júbilo. Impresionados estarían los 41 y Cotita de la encarnación de ver esta concentración. ¿Qué pensaría el Coronel Robles al ver lo que hemos logrado sin armas? Rememorarlos hoy es señalar que sin ellos no hay color en la historia. El pensar en un país sin nosotras y nosotros es proyectar una nación privada de la riqueza que ofrece la diversidad.



Que viva El Coronel Amelio Robles

Que Viva salvador Novo

Que Viva Juana de Asbaje

Que Viva Manuel Rodríguez Lozano

Que Viva Cotita de la encarnación

Que vivan los cuarenta y uno

Que vivan los homosexuales que hicieron patria

Que vivan las lesbianas que han hecho esta nación

Que vivan las y los trans que han construido este país

Viva México

Viva Latinoamérica

1 comentario:

Mayeks dijo...

Hola, necesito saber quien es autor del discurso, quien lo dijo o quien lo publico, porque ando tomando articulos para mi tesis que habla acerca de la homosexualidad, y no puedo citar la página, me es importante saber...más detalles...y si es posible me recomienden paginas que me sean validas...
Saludos !

Datos personales